Dos años atrás
Dante
La tomé de la mano y oculté la sensación de agrado al tener sus pequeños dedos entre los míos. Aun así, noté su temblor. Llegué hasta donde Liam; de los cuatro, él era quien me preocupaba, dado que si pierde la concentración se puede descontrolar.
—Liam.
—Lo sé, lo sé. Inés debe pasar sana y salva.
—Exacto. Esa será tu meta, ¿cierto, hermano? —afirmó—. Liam mira lo que voy a hacer con Dayana, así podrás hacer lo mismo. —volvió a afirmar.
Crucé la mirada con Enrique, quien entendió. Siempre había sido así, era como si fuéramos una extensión del otro; sincronizamos la mente, el cuerpo y el alma. Teníamos una gran conexión entre los cuatro; por algo nos gestamos al mismo tiempo, pero con Enrique era a un nivel diferente, los dos éramos los pilares. Luego llegué hasta donde estaba Victoria.
—Vic. ¿Está todo bien?
—Sí, no es que sea mi pasatiempo favorito, pero ahora le agradezco a mi padre por obligarme a lanzarme de ese paracaídas para quitarle el miedo a las altur