Capítulo 59
Ella dijo con generosidad: —Qué bueno que regresaste.

Damián quiso decir algo más.

Pero Aitana colgó el teléfono, guardó su celular y sacó las dos entradas contiguas para el espectáculo.

Bajó la mirada y las observó por un buen rato, recordando la emoción que sintió aquel día cuando recibió el mensaje. Ahora pensándolo bien, había sido realmente estúpido. Pero al menos, nunca más volvería a pasar.

Finalmente, Aitana arrojó las dos entradas al bote de basura en la calle.

Envuelta en su gruesa chamarra de plumón, se adentró en la fría noche invernal.

A veces un hombre es menos reconfortante que una prenda de vestir; al menos en noches de invierno como esta, la ropa podía brindarle algo de calidez.

...

Una tarde en Ginebra.

Un conjunto de edificios que parecían un castillo antiguo se erguía cerca de la catedral. Este era el hospital más famoso de la zona, con los médicos más destacados del mundo. Muchos millonarios enviaban a sus familiares enfermos a tratarse aquí.

Damián estaba parado a
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