Capítulo 590
Madre e hijo estaban conectados.

Con una sola mirada de Lisa, Luis entendió su intención.

Sin pensarlo, se acercó a Damián y se inclinó 90 grados.

La voz de Luis llevaba arrepentimiento: —Señor, todo fue mi culpa en el pasado. Espero que en el futuro me dé una oportunidad de compensar, de reparar el daño a Elia y a los niños.

Máximo se sintió incómodo.

Su buen hijo Luis, con casi 190 de estatura, se inclinaba así de recto, sin vergüenza con tal de recuperar a su esposa.

A un lado, Lisa fingía secarse las lágrimas, actuando completamente.

Lisa pensó: mi hijo realmente sabe adaptarse a las circunstancias.

Damián miró a Aitana que estaba a su lado: mira qué hábil es, todo el teatro de los Turizo está en Lisa.

Aitana suspiró resignada.

Por supuesto, Damián no podía dejar que Luis siguiera inclinado.

Con gente yendo y viniendo, no se veía bien que lo vieran las empleadas.

Lo pensó y le dijo a Luis: —Los asuntos privados de los jóvenes, la mamá de Elia y yo no nos metemos mucho. No solo si E
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