Esa noche, Luis había bebido un poco de más, pero no estaba completamente borracho.
Después de llegar al bar no encontró a Omar, en cambio se topó con Yulia. Aunque era de noche, Yulia aún llevaba ropa negra, con lentes oscuros, completamente armada.
La voz de la mujer sonó sorprendida:
—Luis.
Luis la miró, con tono indiferente:
—¿Cómo llegaste aquí?
Yulia se quitó los lentes oscuros, se sentó frente al hombre, sus grandes ojos llenos de seducción:
—Luis, ¿tal vez esto es el destino?
¿Destino?
Luis pensó en Elia, al principio también había sido ese maldito destino, resultado un completo desastre.
Esa mujer quería vivir separados de él. ¿Acaso no la trataba bien? ¿En la cama, no la hacía sentir bien? Los sentimientos, el amor verdadero, que se vayan al diablo, ¿eran tan importantes?
Tanta gente en su círculo había pasado por lo mismo, ¿no vivían bastante bien? Ella en su corazón simplemente no podía dejar ir ese pasado, comparaba su matrimonio con el pasado, en su corazón él no era tan