En un abrir y cerrar de ojos, la Navidad se acercaba.
En Nochebuena, Lucas regresó a la mansión de los Uribe, todos los Uribe estaban presentes, solo faltaba él.
Apenas se sentó, escuchó las burlas de Damián:
—Lucas ahora es yerno de los Mesa, tan ocupado que los pies no tocan el suelo, hasta en Año Nuevo es difícil verlo una vez.
Lucas levantó la copa de vino frente a él, se la bebió de un trago, luego miró a Aitana:
—Contrólalo tú.
Aitana sonrió ligeramente:
—¿Cómo me atrevería a controlarlo?
Lucas estuvo muy de acuerdo:
—Sí, nuestro señor Damián de los Uribe desde pequeño ha sido un rebelde, esa barriga llena de maldad no tiene igual. En todos estos años, me he dado cuenta de que no puedo vencerlo, pero si no puedes vencerlos, únete a ellos, al pensarlo bien no es tan vergonzoso.
Damián sostenía su copita, con nudillos bien definidos, muy atractivos.
Se rió:
—Después de que primo se convirtió en yerno de los Mesa, hasta su conciencia ideológica cambió, toda la persona parece ilumina