Volteó la cabeza para mirar a su preciosa hija, notando que parecía haber crecido un poco más.
El Bentley negro estaba a punto de arrancar cuando sonó el teléfono en la guantera. Lucas contestó y su expresión se volvió seria.
Había una situación urgente en la empresa, tenía que regresar inmediatamente a resolverla.
Pero Jazmín seguía esperando para cenar.
Lucas colgó el teléfono y le propuso a la niña:
—Primero acompaña a papá a la oficina, tengo algo que hacer. Le pediré a la tía Bella que te lleve a comer, ¿está bien? Hay un restaurante muy bueno frente a la empresa.
El rostro tierno de Jazmín mostró un poco de decepción.
Una vez por semana papá venía a buscarla, y aún tenía que trabajar.
Pero Jazmín era muy comprensiva, asintió obedientemente:
—Le haré caso a la tía.
Susana y Lucas se habían separado mal, pero ella nunca había hablado de los problemas de adultos frente a la niña. El corazón de Jazmín era puro y limpio, no tenía prejuicios contra Bella.
Lucas extendió los brazos para