Elia:
—Nuestra familia ya tiene mucho dinero.
La carita de Mateo se puso roja:
—Entonces me voy a hacer doctor.
Elia se quedó callada por un momento y dijo en voz baja:
—Mamá dice que esas cosas las va a hacer ella, quiere que nosotros crezcamos bien y seamos felices.
Manolo, a un lado, se sintió muy consolado y no pudo evitar secarse las lágrimas.
La joven señora había educado muy bien a los niños.
Por la enfermedad de Damián, toda la familia tenía un ambiente melancólico, pero hoy era Nochevieja, así que por la noche Lucas compró varios paquetes de fuegos artificiales.
En el crepúsculo, el hombre se bajó de la camioneta negra.
Lucas y Damián eran primos hermanos, de estatura similar, con rostros muy parecidos.
Elia se confundió, corrió y lo abrazó:
—Papá.
Lucas no la corrigió, era bueno que la niña estuviera contenta por un momento. Él también tenía una hija, Susana le había dado a Jazmín, solo que pocas veces podía ver a la niña, esa mujer tenía el corazón de hierro.
Después de un b