Capítulo 302
Se secó las lágrimas silenciosamente.

En realidad la persona que más sufría era Aitana, se odiaba por no poder hacer nada.

Al anochecer.

Su última noche durmiendo juntos.

Damián ya no esperó a Aitana, se durmió por su cuenta, durmió en sus propios sueños. Aitana no sabía qué soñaba, pero pensó que en los sueños no había dolor, porque su rostro se veía sereno.

Ella empacó sus cosas, además de la ropa que usaba frecuentemente, en realidad no había nada más.

No podía ver, no recordaba, toda la riqueza material y la fama ya no tenían ningún valor para él. Al final, Aitana puso en su maleta el juguete de Esperanza, un conejito rosado que tenía el aroma a leche de la bebita.

Le pidió a Manolo que pusiera esto en la mesita de noche de Damián.

Sabía que a Damián le gustaba Esperanza.

La noche estaba muy profunda, Elia y Mateo vinieron, los dos niños sabían que papá estaba enfermo y tenía que regresar a casa a recuperarse, ambos eran muy obedientes, se acostaron junto a la cama mirando silencio
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