Lucas se quedó paralizado.
¿Susana Paz?
Ese nombre parecía venir de un pasado muy lejano.
No la había vuelto a ver desde que salió de prisión, ni se había preguntado dónde estaba. Quizás nunca la había amado realmente.
Damián adoptó una expresión seria y observó en silencio a su primo:
— El puesto de vicepresidente en Puerto Real es una posición que le prometí.
— En cuanto a ti, si no quieres quedarte en Puerto Real, puedo encargar a otra persona que tome el mando. Puedes volver a Palmas Doradas y continuar con tu vida de juergas, pero debo decirte que Susana tuvo una hija tuya. Por simple decencia, deberías llevarla ante la tumba del abuelo, informarle y reconocer su linaje.
...
Al terminar de hablar, Lucas lo fulminó con la mirada.
Lucas conocía perfectamente a su primo. Había estado fuera de prisión por tanto tiempo y este desgraciado no había dicho nada, pero ahora de repente soltaba toda esta información. Seguramente era porque lo consideraba un estorbo, porque había descubierto a