Capítulo 212
Aitana estaba empapada en sudor, respirando profundamente, con la mirada algo dispersa.

Zarina gritó entre lágrimas:

— ¡Aitana! ¡Aitana! Tienes que resistir.

Aitana la miró lentamente, reunió fuerzas durante un buen rato y dijo suavemente:

— Resistiré. Daré a luz a este bebé...

Un grito desgarrador siguió mientras se aferraba a las sábanas por el dolor.

Dentro y fuera de la sala de partos, comenzó una actividad frenética.

El médico salió y les informó con expresión grave:

— La paciente está sufriendo una hemorragia severa. Prepárense mentalmente: si la situación empeora, tendremos que sacrificar al primer bebé para salvar a la madre y al otro niño.

Brisa se quedó atónita por un largo momento y luego suspiró profundamente.

Lina tenía lágrimas en los ojos. Milena la sostenía firmemente, ayudándola a mantenerse fuerte.

Damián apretaba los puños, con las venas de la frente marcadas, todo su cuerpo tenso como la cuerda de un arco.

Pero la situación empeoró: el sangrado de Aitana no se deten
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