Capítulo 171
Rápidamente cambió de actitud, mostrándose amable y cordial: —Querida consuegra, Damián ha cometido un error y cualquier castigo que le impongas es justo. Mi esposa, mi hermano mayor y yo hemos venido para ver a Aitana y al bebé.

Con un gesto, ordenó al mayordomo traer los productos nutritivos, todos artículos muy escasos y valiosos.

Zarina se tocó la frente, sonriendo levemente: —¿Qué tiene que ver la felicidad de los Delgado con ustedes, los Uribe? Llévense sus regalos. Los Delgado podemos mantener al niño y no necesitamos a un padre como Damián, que se fuga con otra mujer.

Fernando mantuvo su cortesía: —Pero Damián no se fue al extranjero.

Zarina se rio con frialdad: —¿Con esa lógica, el que se baja los pantalones pero no logra una erección no es un cliente de prostitución?

Fernando tosió suavemente.

Zarina no quiso desperdiciar más energía: —¡Cierren la puerta! Esteban, despide a las visitas.

Esteban se sacudió las cáscaras de semillas, se levantó y, con su gran estatura, se acercó
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