🖋️ NARRADOR OMNISCIENTE
El día transcurrió con una calma inusual, y por primera vez en mucho tiempo Isabel pudo descansar unas horas sin sobresaltos. Aun así, los malestares no daban tregua: la fatiga, las náuseas y ese cansancio constante parecían haberse vuelto parte de ella.
Jareth, en cambio, no podía quedarse quieto. Había salido temprano, dejando todo el edificio bajo estricta vigilancia. No soportaba verla tan débil, y la preocupación lo carcomía por dentro. Por eso, sin pensarlo dos veces, fue a buscar respuestas. Se reunió con la doctora García y llamó a Teresa para que lo acompañara, sabía que su presencia sería útil si las cosas se complicaban.
En el consultorio, el ambiente se sentía tenso. Jareth no dejaba de moverse de un lado a otro, como si esperar lo estuviera consumiendo poco a poco.
—Si sigues moviéndote de esa forma, vas a dejar sin consultorio a García —bromeó Teresa, cruzándose de brazos.
—Es que no puede ser normal que no retenga ni el agua en el estómago —resp