Nickolas Jones, era un hombre poderoso, un CEO que lo tenía todo. El dinero no era un problema para él, podía tener lo que deseaba. Así que, era afortunado de tener una vida tan "perfecta". Sin embargo, después de acostarse con la chica equivocada, todo cambió. El giro llegó en su presente, cuando la joven con la que una vez pasó la noche, apareció en su compañía para hacer las pasantías, no sabía que era ella, tampoco tenía idea de que era el papá de su bebé. ¡La llegada de Madison no solo traerá intriga, también destapará los secretos que oculta el millonario! NOTA: COMENTAR afuera, en la portada del libro, es importante para que la obra sea más reconocida. Dejar comentarios dentro del libro, entre los capítulos, es genial. Sin embargo, las reseñas, ya como señalé, será de peso para el crecimiento de la historia. Por favor, comenta afuera en la portada.
Leer másLa música estaba por todos lados, altavoces potentes que iban a la par del ambiente distendido en ese club nocturno, Madison se la estaba pasando de lo mejor sin alejarse demasiado de la desconocida, su nombre era Adelaida; resultó ser una amigable mujer, la conoció a las afueras de aquel recinto.
—¡¿Puedes ver desde aquí a ese tipo de allá?! —exclamó animada, ya se dibujaba en su cara una pícara expresión.El bullicio era terrible y casi era imposible escucharle, pero alcanzó a hacerlo, y su gesto le confirmó que iría a por ello.El sujeto que ella estaba señalando parecía dominante, incluso a la distancia. Tenía un traje, sí, un poco extraño que llevara corbata. Se miraba tan formal para la ocasión, pero al mismo tiempo imperioso.—No me digas que... —no le dio tiempo a decir más, ya se estaba alejando de su persona, mientras contorneando las caderas también capturaba la atención de varios.Se dirigió a la barra, ansiosa por una copa, no era asidua al alcohol, pero ella misma era consciente de que necesitaba hacer cosas diferentes en su vida y salir de ese molde en el que había estado metida. No porque bebiera algo esa noche se iba a convertir en una mala persona. Además, estaba completamente segura de que no perdería el control.Quería olvidarse de la tediosa realidad, y es que aunado a la inclinación por vivir nuevas experiencias, la acalorada discusión con su padre terminó de empujarla a terminar allí. ¿Realmente debía estudiar leyes? Madison no quería estar atada a un sueño que no le pertenecía, era un objetivo que su progenitor le estaba imponiendo y no lo que ella deseaba hacer. No tenía la culpa en absoluto de que en su momento su papá no lograra convertirse en un exitoso abogado.Ella tenía que seguir su propio camino.Bufó.Sacudió la cabeza para olvidarse de aquel mal rato. Y, se sentó sobre ese taburete, cerca de la barra antes de acomodarse el apretado vestido, que muy ceñido le quedaba. La elección rápida para una esporádica salida.Ya solo esperaba que no le jugara una mala pasada. Con la escasa tela, pues todo podía ocurrir. Una pieza, un tanto atrevida, a juzgar por su corte en el pecho, y tela que solo sobre las rodillas alcanzaba a tapar, su brillante material terminaba de volverlo sugestivo.—¿Qué le puedo servir, señorita? La especialidad de la...—Lo más picante que tenga, aguarda... Lo más fuerte —pidió sin titubeos.—Bien... —elevó las cejas, un poco sorprendido, antes de embaucarse en la preparación.Madison quedaba maravillada de la habilidad con la que el chico de fuertes brazos preparaba la bebida.¿En serio se perdió de todo eso?El barman hizo su especialidad, dándole una bebida de apariencia azulada. No quería verse inexperta, por lo que, sacó lo mejor de sí, fingiendo que no era esa su primera vez en un club.—Aquí tiene, Blue Long Island Cocktail... —le reveló en una pronunciación en inglés perfecta.—Perfecto, gracias.Llevó a sus labios la copa adornada por una rodaja de limón, después de mover ligeramente el líquido con una pajita.Era Vodka, ginebra, tequila dorado...Pudo experimentar ese nivel agridulce, pero balanceado, en su paladar. Así fue como pasó de tomar una sola copa a beberse una ronda que la alejaba cada vez más de estar en todos sus sentidos y consciente de la realidad.—¡Otra por favor! —arrastró las palabras, riendo sin motivo alguno.Por supuesto, ya estaba siendo el centro de atención. Aunque la mayoría seguía en lo suyo, bailando, hablando, divirtiéndose. De pronto, Madison se subió a la barra, moviendo sus caderas al ritmo de la canción.—Pero... ¿Qué es lo que está haciendo? —se preguntó la chica de hace rato, Adelaida, con una sonrisa en el rostro, pero ya no reparó en ello, había algo más interesante por hacer, como seguir el coqueteo con el trajeado.—¡Vamos, todos, tienen que divertirse! ¡No pierdan el tiempo, la vida es una sola! —exclamó, muchos ya aplaudían, ella hacía el ridículo, sin embargo a esas alturas ya no sé cohibía por nada.Luego tarareó la canción, hasta que dio un traspiés, cayó, afortunadamente un tipo la pudo atrapar.—¿Está bien, señorita?No le respondió.Ella asintió y su rumbo cambió, necesitando controlarse un poco, el chico se quedó preocupado. ¿Cómo es que podía una chica desatar aquel caos? El desconocido curvó una sonrisa, sin quitarle los ojos de encima, hasta observarla perderse entre la multitud.Madison en el bamboleo, avanzó como pudo entre el mar de personas. No sabía hacia donde se dirigía con exactitud, incluso se desorientó al verse en medio de un pasillo; pasó de estar bajo el foco de casi todo el club, a estar acorralada por ese tipo que parecía un felino.—Te esperaba, no entiendo cómo es que te has tardado tanto, eh —reclamó el sujeto posesivo, no lo conocía, de eso estaba segura.No huía, no quería hacerlo.Había demasiada oscuridad como para ver su rostro. De seguro era el alcohol en su sistema, lo que la volvía tan atrevida y direccionada a lo desconocido.—¿A mí? —emitió y el tipo se inclinó a su cuello, dejando un beso.Él también estaba ebrio.—¿Quién si no? no seas tonta —gruñó antes de robarse sus labios.No hubo tiempo a reclamos. Aunque defenderse no era una palabra conocida, unos labios ajenos le robaban hasta la última gota de oxígeno; ella no tenía idea, pero lo poco, fue suficiente para aventarla a puerta cerrada, en una acción errónea e impulsiva. La escena plagada de locura y arrebato, terminó por extinguir el raciocinio, mellando la dirección correcta, cambiando el ritmo a una velocidad estrepitosa.En algún punto, ese hombre había dicho el nombre de una mujer, pero no era el suyo. No era consciente de nada, estaba cegada por el momento, por una experiencia que distaba de ser familiar para ella.El final fue dinamita y una ligera bruma de culpabilidad.Se acomodó en su pecho y cerró los ojos.¿Qué es lo había hecho?Se acostó con un desconocido. ¡Dios mío!...Ya eran las ocho de la mañana, cuando la explosiva llamada entrante lo despertó. Maldijo en voz baja, lanzando gruñidos. Le dolía hasta la médula, pareciendo que en cualquier momento su cabeza iba a explotar. A su lado, sin extrañarse estaba esa mujer, Harper, cubierta por completo. Negó con la cabeza.—¿Qué sucede? —averiguó furibundo, estaba de malhumor, solo quería descansar.—Soy su asistente, Melisa.—Lo sé, ¿acaso no estás en mi lista de contactos?—Lo siento señor Jones. Yo...Su asistente dejó la oración a medias y Nickolas escuchó cuando alguien más habló, pidiéndole el móvil.—Habla tu padre, oye, ¡¿crees que porque ya eres el presidente, no debes apegarte al horario?! No me hagas enfadar, Nickolas, creí que ya había sido suficiente con todo lo que ha ocurrido.—¿Te refieres a la reunión? —susurró poniéndose pálido, como una hoja de papel. Sin despegar el móvil de su oreja, ya conseguía ponerse la ropa, se abotonó la camisa y subió la cremallera de su pantalón, olvidando por completo aquel accesorio, ajeno a lo que dejaba atrás, salió apresurado —. ¡Ya voy en camino, padre!—Eso espero, no hagas esperar nunca a personas importantes. No es nada respetuoso, en absoluto.—Bien —vociferó —. Lo sé muy bien, papá.De camino al parking, no dejó de soltar improperios. En primer lugar, no debió concurrir el club un día domingo. Fue lo peor que pudo hacer, mientras que Harper, debió al menos despertarlo. Pero no, ella seguía a pierna suelta durmiendo.Era una buena para nada, que solo sabía hacer bien una cosa.Una cosa si era cierta, y es que el magnate no tenía idea que debajo de esas sábanas estaba la chica equivocada y no Harper.Madison no hizo más que lamentarse al despertar en una habitación desconocida.—¡No! ¡Detente papá! —le imploró Natt sacudiendo su cuerpo mientras ríe.—¡Devuélveme el móvil! —ordenó su padre sin detener sus manos haciéndole cosquillas al niño.—¡Vale! ¡Lo haré! —dijo entre risas.Nickolas en algún momento se detuvo y se tumbó en la cama boca arriba, riéndose a la par con su hijo que tenía las mejillas sonrojadas. Le tendió el móvil y se acomodó a su lado, ambos cansados por la guerra de cosquillas.—Eres un tramposo —emitió su padre luego de unos minutos de recuperar el aliento.—Claro que no, yo jamás juego sucio —replicó el niño subiéndose encima del pecho de Nickolas, intentando aplastarlo.Pero fue en vano, su pequeño cuerpecito no era nada comparado con el de su padre.—¿Y si vamos a ver qué hacen las chicas? —inquirió y Natt asintió enérgico.Cargó a su hijo sobre su espalda provocando más risas de su parte, y abandonaron la habitación bajando las escaleras tratando de no hacer ruido. Madison se encontraba en la sala mientras le daba de comer a su pequeña
Tres meses despuésLa brisa marítima hacia volar su cabello. Madison se encontraba cómodamente acostada en una tumbona mientras observaba todo el panorama magnífico. No pensaba estar allí, pero el cambio de planes, surgió cuando Nickolas le dijo sobre pasar tiempo con Natt, entonces su pequeño le insistió para que fuera como los dos. No pudo negarse a ese par de ojitos que la miraban como cachorrito. Además, no podía darle una negativa, a sabiendas que debido al trabajo no había pasado mucho tiempo con él. Ahora, se miraba un niño más radiante y positivo. Uno que se tomó la noticia con alegría, después de todo había estado esperando conocer a su padre. Natt se había acostumbrado a la compañía de Nickolas en tan poco tiempo volviéndose cada vez más cercano con su progenitor.—¡Papá! —llamó Natt corriendo por la arena mientras sostenía una caracola en su mano —. ¡Mira lo que he conseguido!El CEO apartó la vista de su móvil mirando al niño acercarse a dónde estaba sentado. —¡Wow, es
A los días, había quedado en encontrarse con Nickolas. Madison, había preparado a su hijo para el momento, diciéndole de antemano la verdad. Él había reaccionado mejor de lo imaginó. —Mami, ¿tengo un papá? —susurró con los ojos llenos de lágrimas y eso la conmovió infinitamente, que su hijo estuviera tan emocional por la noticia, le dejaba el pecho un poco adolecido. —Sí, cariño, Nickolas es tu padre. ¿Cómo te sientes al respecto? Me gustaría que pudieras mirarme y decirme cómo te lo tomas, eh —le pidió con dulzura mientras acariciaba cada una de sus mejillas mojadas por las lágrimas. —Estoy feliz, ¿por qué tardó tanto, mamá? —fue su siguiente pregunta que no supo responder. Jamás le diría cómo habían sucedido las cosas, era demasiado pequeño. —Oye, a veces las razones son extrañas, pero... aquí lo importante es que no se ha tardado más —le dejó saber, cálida y el pequeño asintió con la cabeza —. Ven aquí. Él ya recibía un efusivo abrazo de su madre, quién siempre había estado
Los días habían pasado de volada, y al fin había llegado el día tan esperado para todos; la boda de Matthew y Sofía. La ceremonia fue por civil y duró unas pocas horas. Madison no tardó demasiado en echarse a llorar al mirar a Matthew junto a su esposa compartir sus votos de amor delante de los presentes. Se sentía conmovida, feliz por ambos.Y, se preguntó al interno, si alguna vez ella también podría vivir la experiencia. Después de eso, se dirigieron a un salón que el castaño había alquilado dónde se llevaría a cabo la celebración. Apenas empezaba y el ambiente era bastante animado. De pronto, la música inundó los oidos de Madison, era una melodía suave, una balada que bailaban los recién casados en el centro de la pista. Algunas parejas se habían animado también y se movían lentamente al ritmo de la canción, volviéndose romántica la noche. Suspiró al tiempo que le daba un sorbo a su bebida, saboreando el dulce de la champagne.Todos parecían disfrutar de la fiesta, celebrando
Nickolas se detuvo en la entrada de la cafetería apenas su mirada se posó sobre ella después de tanto tiempo. Recordar el pasado era sentirse más culpable, dándose cuenta que ella aún provocaba un sinfín de emociones en su interior. Sin embargo, lo que le había dicho en aquel entonces no tenía perdón.Él, en ese momento sintió la alteración de su corazón y cómo su órgano vital suyo que había estado apagado latía tan fuerte que amenazaba con salir de su pecho. Afortunadamente eso no ocurrió, sin embargo empezaba a sentir que no podía soportar mirarla de lejos, tampoco de cerca... Su primer impulso fue irse de allí, no se sentía preparado para volver a hablar con ella. Pero era un adulto, y debía enfrentar la situación como uno, por más incómodo que resultara estar en el mismo lugar que Madison. Al final, ese día llegaría en algún momento. Había sido un completo patán con ella. Admitía no ser una buena persona con ella, que después de todo, Madison tenía razón.¿De verdad era demasia
Nickolas repasó su atuendo observando la imagen que le devolvía el espejo, y sonrió complacido con su reflejo. Se había vestido con un traje negro hecho a su justa medida, probándose la ropa que llevaría para la boda de su amigo. Estaba ansioso por que llegara el día tan esperado para Matthew, se sentía agradecido por la amistad que tenían ambos y lo que menos podía hacer por él era demostrarle su apoyo en ese momento tan especial. Mientras el CEO se estaba viendo con esa ropa, no puedo evitar pensar en lo que probablemente con él, en un futuro. Sinceramente no se había planteado casarse con alguna mujer pero después de todo era un pensamiento recurrente a su cabeza y que probablemente había estado pensando porque tenía pensado hacerlo. Sin embargo no le gustaba pensar en ese tema, porque de forma inevitable volvía Madison a su cabeza. Ella no había dejado de estar dentro de su mente ni por un segundo y sabía que de alguna forma tuvo la culpa de todo lo que pasó. Estaba arrepentid
Último capítulo