Capítulo veintiuno
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Aunque yo este en el salón, mi mente está en ese lugar y en todo lo que me dijo él.
Doy un largo suspiro y enfoco mi atención a la profesora de biología quien está explicando algo que supuestamente todos deberíamos saber, el código genético.
—¿Me entendieron? ¿comprendieron? —nos mira fijamente hasta que quita su vista y camina hasta el pupitre —para el lunes resuelvan las páginas ciento quince a ciento dieciocho del libro, y crean grupos para las charlas que dicen en el libro, el ejercicio será dentro de cuatro días—toma sus cosas y sale del salón.
Genial, ¿ahora con quién voy yo?
—¿Amiga? —una niña se me acerca —¿Tienes grupo? —niego y ella sonríe—¡Hey! Vamos con Irina —junto mi