Capítulo dieciocho
Aprieto mis manos y entramos al lugar, las pocas caras que hay huelen el aire y me observan con cara de pocos amigos, para ser sincera nada de amigos. Pasamos de largo por los pasillos hasta llegar al fondo donde se encuentran las habitaciones privadas, Amir toma el pomo de la número quince revelando a un Omar con muchos cables por todos lados y respirando por un tubo.
Suelto su mano y corro hacia el idiota que ha hecho de mi vida una aventura desde que llegué.
Junto mis cejas, creo que cada vez que estoy cerca de Omar escucho esa voz.
Remuevo su brazo y él poco a poco va abriendo los ojos hasta enfocarme completamente —¿Cómo estás torpe? &mda