Capítulo 25. Solo respira, Solana.
Punto de Vista de Solana
Trataba de no robar miradas a Nicolás desde el otro lado del salón con todas mis fuerzas. Al principio todo era borroso por la miopía, pero terminé cediendo y me puse los lentes otra vez. Entrecerrar los ojos no me ayudaba en nada, y necesitaba una vista clara de mi objetivo.
Nicolás era la única persona que no parecía vestida para un funeral elegante. Sin esmoquin ni corbata, solo su típica camisa negra desabrochada en el cuello, mangas dobladas hasta los codos y pantalones negros que lo convertían en el hombre más atractivo del lugar. Estaba recostado en su silla, acariciando distraídamente su barba bien recortada. Ese movimiento me recordó cómo se sentían esos vellos en un lugar muy sensible, uno que ahora cosquilleaba esperando que encendiera el dispositivo entre mis piernas.
—No se ve feliz. —dijo Fernando a mi lado.
Parpadeé y aparté los ojos de Nicolás. —¿Qué?
—Dalila, no se ve feliz, lo que significa que no quiere casarse y puedo recuperarla. Si tan sol