CAPÍTULO 88. A salvo.
Capítulo 88
A salvo.
La tarde se deslizó hacia la noche con una rapidez que molestaba. En el taller del polígono industrial, la luz era amarilla y sucia; el olor a aceite, caucho y metal se pegaba en la piel. Valeria se movía con la seguridad de quien ha decidido que las cosas se harán a su manera. Frente a ella, el hombre de manos callosas —el que prometía “resultados”, no preguntas— desplegó un mapa de ruta sobre una mesa vieja.
—Quiero que parezca natural —dijo Valeria sin rodeos—. Nada forzado. Un fallo creíble. Un neumático que revienta, una barra de dirección que cede. Que parezca que la muerte se llevó lo inevitable, no un plan.
El hombre no habló de remordimientos; habló de tiempos, de tolerancias y de coartadas.
—Puedo programarlo para que parezca fallo mecánico. Un corte en la manguera hidráulica. Un sensor manipulado. No hay que forzar demasiado —respondió con voz firme—. Pero hay que atarlo: cámaras, testigos, rutas de ambulancia que hablen por sí mismas.
Valeria dejó el s