CAPÍTULO 211. La tensión interna y el dilema.
Capítulo 211
La tensión interna y el dilema
El silencio que quedó después de la llamada no fue un silencio normal. Era una sombra espesa, un peso que cayó sobre el penthouse como si alguien hubiera cerrado todas las ventanas y apagado el aire. Nadie respiró durante los primeros segundos. Nadie se movió. Era como si incluso el edificio entero hubiese escuchado la voz quebrada, distorsionada, casi moribunda que había susurrado aquella devastadora amenaza.
Silvio fue el primero en romper el silencio. Colocó el teléfono lentamente en su base, aunque sus manos temblaban ligeramente, y se dio la vuelta para mirar a todos. Sus ojos no tenían lágrimas, pero estaban enrojecidos por una mezcla de rabia y miedo que lo hacía parecer alguien distinto.
Diego estaba pálido; Gabriel sostenía el respaldo del sofá conteniendo la rabia; Isabela tenía ambas manos en la cabeza, luchando por no llorar.
—Tenemos que movernos lo más pronto posible —dijo Silvio al fin, con una voz que parecía salida de un poz