CAPÍTULO 196. La nueva vida.
Capítulo 196
La nueva vida.
El silencio en la sala de descanso era casi absoluto. Solo se escuchaba el leve zumbido del aire acondicionado y el pitido constante de una máquina que marcaba la presión de Teresa. Afuera, los pasillos del laboratorio nuevo de Carlos Herrera permanecían en penumbra, algunos, iluminados por luces blancas que parecían no apagarse nunca.
Teresa estaba recostada sobre la camilla, con una manta que le cubría hasta el pecho. La cesárea había sido hace apenas unas horas. Aún tenía la sensación de que todo había pasado demasiado rápido, como si el tiempo se hubiera desvanecido entre los gritos, los médicos y la anestesia.
Cerró los ojos y recordó ese instante. El momento en que escuchó el primer llanto. Era fuerte, claro, como si el niño hubiera llegado al mundo decidido a hacerse notar.
Esa imagen le devolvía el aire. Había llorado de emoción, sin entender muy bien cómo un embarazo de cinco meses podía traer al mundo a un bebé tan grande, tan sano y tan perfecto.