CAPÍTULO. 103 Juntos en cada batalla.
Capítulo 103
Juntos en cada batalla.
Gabriel pasó la mañana como un zarpazo: movimientos mecánicos, llamadas que devolvía por inercia, miradas que evitaban la profundidad de su silencio. El golpe de la mentira de Isabela se le clavaba con un filo frío: no porque dudara del plan, sino porque la idea de que ella arriesgara su vida le quemaba las entrañas.
Había en su pecho una mezcla de orgullo y de miedo tan contradictoria que le dolía cada vez que respiraba.
Esa noche, cuando la ciudad se quedó en un murmullo apagado y la lluvia dejó un hilo de humedad en los vidrios del apartamento, Gabriel se sentó al borde de la cama.
capítulo Estaban las sombras profundas del dormitorio, la luz tenue de una lámpara en la mesita y la sensación de que, por primera vez en semanas, podían permitirse una tregua. Isabela lo vio venir desde la cocina, con una taza de té que dejó sobre la mesa, y algo en su postura se ablandó al verlo.
—¿Sigues en ello? —preguntó Isabela, sin reproche, con la voz baja