Capítulo 102

La traición en la sangre.

Isabela llegó al consultorio obstetra con la calma de quien sabe que tiene todo bajo control. Se dejó llevar por la rutina: registros, preguntas breves, la voz profesional de una enfermera que le pidió una muestra, la calidez quieta del médico que le explicó los pasos del control prenatal.

Todo transcurría con la precisión aséptica de un espacio en el que la intimidad se vuelve expediente.

Le controlaron la presión, tomaron sangre para análisis. Isabela sintió la cabeza ligera por la ansiedad, por la mentira que aún vibraba en su cuerpo como una cuerda tensada.

El médico la miró con la amabilidad de quien no pesa los juicios.

—Todo parece dentro de lo esperado, señora Montenegro —le dijo—. En unos días tendremos todo listo, los resultados de sangre y el primer ultrasonido lo agendamos para su expediente. Manténgase en reposo relativo y evite esfuerzos.

Isabela asintió. Su respiración se convirtió en un hilo más estable cuando salió a la calle.