Capítulo 72

La célula invisible.

La madrugada se abatía sobre la ciudad con una quietud engañosa. En el despacho del penthouse, la tenue luz de la lámpara de cristal proyectaba sombras danzantes sobre montones de papeles y discos externos.

Isabela, sentada frente al monitor mientras las grabaciones de la última reunión médica en las clínicas Herrera corrían en bucle. Cada imagen le perforaba la piel como agujas: médicos de bata blanca, jurando guardar la confidencialidad; protocolos de seguridad levantados y luego suspendidos; y, al fondo de la sala, el logotipo dorado de Herrera Inc. paseándose imperturbable.

—Escucha esto —susurró Gabriel, al otro lado de la mesa—. Valerio Núñez lee los protocolos suspendidos… y habla de unas iniciales.

Isabela subió el volumen.

》«…y estos documentos están válidos porque cuentan con la rúbrica de “S.G.”. Desconozco quién es, pero las iniciales aparecen en todos los formularios desde la fase preliminar. Nadie en el registro médico coincide con esa