Asya estuvo perdida entre sus pensamientos a la vez que se unió a las demás reinas en el salón donde se haría el banquete para los cachorros recién llegados. Estaba aturdida preguntándose quién era el que iba a verla en las noches… y por qué le había mentido.
Sobre todo, eso… por qué le había mentido.
El nudo en su garganta se le había hecho cada vez más grande. A pesar de estar enlazada, tenía una reacción diferente que cualquier macho, incluso con el alfa. Con ese… extraño o falso Seth… sentía que todo su mundo se resumía a sentirse protegida, a no tener miedo. A la calidez que se buscaba cuando uno se sentía feliz.
Pero ahora… ahora…
-Sus altezas, los cachorros gemelos y el príncipe de la manada entrarán en el salón.
Asya no se dio cuenta al momento del anuncio hasta que Susen a su lado le palmeó con disimulo el hombro. Solo así se levantó y se quedó con la cabeza gacha hasta que…
-Adelante- esa voz… esa voz le era familiar.
La reina alzó su mirada y el lobo que estaba a solo met