CAPÍTULO 149
|| Punto de vista de Anastasia ||
Habían pasado dos meses desde que lo dejé todo atrás y me mudé de vuelta a Nueva York. Nueva York no hacía preguntas. Nunca le importaba de dónde venía alguien o de qué huía. Por eso precisamente elegí Nueva York. Nadie desaparecía en Nueva York. Todos eran solo otra cara, otro nombre, otra vida que nadie se molestaba en recordar.
Allí tenía otro nombre. Una identidad completamente nueva. Un nombre que se sostenía por sí solo. Un pasado que estaba separado. Alquilé un pequeño apartamento en el que cabían mis pinturas y mis materiales de pintura.
Mia era la única que sabía dónde estaba.
Me visitaba con regularidad, con comida, café y su preocupación grabada en el rostro. Esa tarde, se sentó frente a mí en el suelo mientras yo trabajaba en un boceto que estaba a medio terminar. Llevaba demasiado tiempo en silencio y yo esperaba lo que estaba a punto de decir.
—Anastasia —respondió finalmente, en voz baja—. El duque Reinaldo te está buscan