Capítulo 148
|| PUNTO DE VISTA DE REINALDO ||
Estaba delante del espejo con mi traje de novio, ajustándome los puños que no se quedaban rectos, cuando el mundo se acabó a mis espaldas.
La habitación olía ligeramente a flores y almidón, a tela nueva y viejas esperanzas. Había rosas blancas sobre la mesa, con pétalos perfectos, intactos. Recuerdo haber pensado, absurdamente, que Anna regañaría a quien hubiera elegido el blanco, porque ella prefería las flores silvestres: desordenadas, vivas, imperfectas. Sonriendo ante ese pensamiento, me di la vuelta.
Fue entonces cuando la vi.
Anna yacía en el suelo, donde la luz del sol debería haberle iluminado el rostro. La sangre se extendía bajo ella, una sombra oscura y despiadada, empapando la alfombra y manchando todo lo que tocaba. Su vestido estaba rasgado, su delicado color arruinado, su piel pálida de una forma que me oprimía el pecho. Por un momento, mi cerebro se negó a comprender lo que veían mis ojos. Me quedé allí de pie, paralizado e