— ¿Qué te pasa? — lo alejé de mí — no vuelvas hacer eso.
— Solo fue un beso, no exageres Victoria — se tambaleaba un poco.
— Pensé por un momento que no, pero estás borracho. No puedes venir así Camilo, te pudo pasar algo.
— No debería de importante tanto ratoncito — me daba una sonrisa — Bueno, me voy y muchas gracias por invitarme — iba a salir de casa.
— Espera — lo tome de los hombros — no te puedes ir así, no permitiré que te pase algo.
— Te preocupas por mi ratoncito — me dio un abrazo muy fuerte — que linda.
— Suéltame — odiaba su ligero olor a borracho — primero el baño.
Como pude lo lleve a la regadera, quite su camisa y su pantalón.
— Bien, quítate lo demás y solo date un regaderazo.