Capítulo 822
Al oír el tono tan recto de Ricardo, Magnolia se sintió un poco inquieta, que había estado durmiendo sola todos estos años, y nadie dijo nunca que su posición para dormir fuera mala.

Pero ahora no sería demasiado avergonzada admitir que ella había tomado la iniciativa de lanzarse sobre él.

Magnolia replicó de inmediato, —todo fue del pasado, tengo buenos hábitos para dormir ahora, lo has hecho tú a propósito hace un momento mientras dormía yo.

Mientras ella insistía en negarlo, nadie podía obligarle.

Mientras discutían, la azafata se acercó con un amistoso recordatorio, —señorita Ruiz, señor Vargas, está a punto del aterrizaje, por favor acomoden sus sillas y abróchense los cinturones.

Cuando llegó la azafata, Magnolia se calló y, en silencio, se ajustó la silla y se abrochó el cinturón.

Pronto aterrizó directamente en el aeropuerto internacional de Ciudad Sur.

Magnolia vio un lugar familiar, cogió la caja que tenía al lado y la abrió para mirarla, asegurándose de que la médula ósea es
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