Cuando Alessia Kent llegó a casa con la ilusión de darle la noticia de su embarazo a su esposo, lo último que esperaba era encontrarlo en la cama con su hermana. El mundo se le vino abajo al ver cómo los dos le habían traicionado de la forma más cruel. ¿Cómo podía seguir adelante después de semejante engaño? ¿Qué haría con el hijo que llevaba en su vientre? ¿Podría volver a confiar en alguien? Paul intentará regresar a su vida, pero Alessia tiene un plan de venganza en marcha. Qué ganará? El amor o la sed de venganza?
Leer másAlessia Kent estaba embarazada.
Se dirigió a casa feliz con el resultado en sus manos, mientras pensaba en cómo decírselo a su marido, Paul Brown, pensó en su reacción con cierto nerviosismo, pero era una sorpresa. Su marido había estado fuera por negocios durante dos meses y por fin volvía a casa al día siguiente.
Sin embargo, nada más entrar en su casa, Alessia se fijó en un par de zapatos de mujer que no le pertenecían. Y unas bragas de encaje tiradas en las escaleras.
Frunció el ceño, desconcertada y asustada por lo que podría encontrar…
Fue entonces cuando oyó la voz de su hermana y una voz masculina procedente de la habitación.
Alessia se mordió el labio, nerviosa.
Comenzó a caminar hacia la habitación y al acercarse podía oír los gemidos y susurros que ambos soltaban con jadeos.
—¿Qué vamos a hacer cuando vuelva más tarde? —, susurró Haley entre gemidos.
Alessia se tapó la boca para no hacer ruido, las lágrimas caían libremente y los espasmos del llanto sacuden su cuerpo.
—¿Crees que me importa? Solo te deseo a ti…
Los gemidos continuaron con más intensidad y la cabecera de la cama comenzaba a sonar contra la pared. Alessia se tragó las lágrimas y con cuidado abrió la puerta, para encontrarse con la espalda desnuda de su hermana mientras saltaba sin parar encima de Paul, quien la sostiene con fuerza de la cintura y la mueve al compás de sus movimientos.
Alessia permaneció en shock y dejó caer el papel donde anuncia su embarazo al suelo. Su hermana y Paul aun no se habían percatado de su presencia. Pero Alessia hizo un pequeño ruido con la garganta al intentar tragar sus lágrimas y Haley se giró con disimulo, dándole una sonrisa mientras Paul continuaba con las embestidas.
—¡Vamos, Paul! Ya casi… ya casi… ¡ah! —Haley gimió desesperada sin dejar de mirar a Alessia y sonriendo.
Ambos terminaron y Paul dejó caer sus brazos a ambos lados exhausto y suspirando muy fuerte y sonriendo, aun sin ver a Alessia parada en la esquina de la habitación con las mejillas empapadas.
Alessia recordó las noches en las que Paul la embestía con rudeza y la reclamaba como suya nada más. Su corazón se rompió y ardió en su pecho y comenzó a llorar incontrolablemente, cayendo de rodillas al suelo. Paul se levantó con rapidez asustado al verla apartando de un empujón a Haley.
—¡¡Alessia¡! ¿Por qué llegaste tan temprano?
Alessia lo mira con cara de incredulidad y dolor, agarrando su pecho y tirando de su cabello.
—¡¿Por qué?! —se levantó y lo golpeó en el pecho. —¡Quería darte una sorpresa! ¡Y me encuentro con que estás follandote a mi hermana en NUESTRA habitación!
El rostro de Paul cambió de uno nervioso y espantado a uno enojado. Es una faceta de Paul que Alessia durante sus 5 años de matrimonio jamás había conocido. La tomó de la nuca con fuerza y la acercó a su rostro intimidante.
—¡¡¡No te hagas la víctima!!! Todo es tu culpa. Si pudieras tener hijos nada de esto habría pasado—le gritó y Alessia vio de reojo la sonrisa satisfecha de Haley.
—Yo…—la voz de Alessia se quebró, mientras su cuerpo se ponía cada vez más débil—. Estoy embarazada.
Paul la soltó y la miró con una expresión de asombro, y en sus ojos pudo ver una pizca de arrepentimiento.
—¿Qué dices?
—Hermanita, perdónanos—se acercó Haley aun desnuda a Alessia, ella intentó apartarse, pero Haley la tomó del brazo con demasiada fuerza—. ¡No queríamos hacerlo! Te lo juro… pero es que Paul es tan guapo y me trataba tan bien, ¡ahora entiendo porque lo amas tanto! En la cama es todo un animal…—dijo al final con una media sonrisa y mordiéndose el labio inferior con coquetería. —Estas cosas suelen pa…
Alessia le dio una bofetada que resonó en toda la casa antes de que pudiera terminar de hablar. El rostro de Haley se giró con violencia a un costado y tenía la boca abierta, pero soltó una sonrisa y ladeó la cabeza en su dirección.
—Te odio, Paul…—exclamó en un susurro de impotencia mientras su cuerpo tiembla—. ¡Espero que te pudras en el infierno!
Gritó y huyó despavorida, con Paul desnudo detrás de ella intentando alcanzarla pero ella fue mucho más rápida y salió de la villa con la vista borrosa por las lágrimas y los resultados del médico en sus manos.
—¡¡ALESSIA, NO TE VAYAS!!!
Se arrepintió de luchar contra viento y marea para casarse con él. Ya que sus padres no lo aprobaban, siempre le dijeron que era un tacaño, arrogante y antipático. Pero ella lo amaba tal cual era, y no era para nada como lo describían. Pero al verlo embestir a otra mujer con tanto deseo como una vez lo hizo con ella, donde se suponía que se juraban amor eterno, donde cada noche se miraban a los ojos y se decían lo mucho que se amaban… fue lo peor que pudo haberle pasado.
En sus cinco años de matrimonio, para dar un hijo a su marido, visitó cientos de hospitales y probó todo tipo de remedios caseros. Y ahora que finalmente su sueño se había cumplido, Paul le era infiel y justo el día de su aniversario.
Alessia tenía los sentimientos a flor de piel, incapaz de hacer otra cosa que derramar lágrimas silenciosas. Ignoraba la furiosa tormenta que se avecinaba y, mientras caminaba débilmente, las voces de Haley y Paul resonaban con fuerza en su mente. Habían estado juntos todo este tiempo, habían visto su cara de tonta. Era lo único en lo que Alessia podía pensar.
Sin saberlo, Alessia había caminado un buen trecho bajo la lluvia torrencial hasta llegar a una plaza donde no había ni una sola persona debido al tormentoso tiempo. Permaneció allí sentada un rato, sobre la suave hierba húmeda, mirando al cielo con lágrimas en los ojos, destrozada.
Cuando, de repente, se oye el rugido de un camión de carga a pocos metros de ella, y cuando se vuelve para mirarlo, éste acelera en su dirección, mientras ella, demasiado inmersa en su tristeza y decepción, no reacciona a tiempo.
Y entonces...
El camión golpea con todas sus fuerzas el cuerpo de Alessia, que vuela por los aires antes de caer pesadamente sobre el borde de un pequeño puente que conecta a un río con otro. Siente crujir sus huesos al caer, mientras una gran cantidad de sangre espesa y fresca brota de la parte superior de su cabeza.
En su estado de aturdimiento, vislumbra a un hombre que sale del camión y se acerca a ella para tomarle el pulso. Tras confirmar que seguía viva, el hombre hace una llamada telefónica que pone los pelos de punta a Alessia.
—Señorita, Haley. Sigue viva ¿qué hago? — Preguntó despreocupado. Como si la vida de una persona no fuera nada para él.
En ese momento, Alessia empezó a recordar toda su vida. Desde muy pequeña, cuando asistía a los recitales de piano que eran sus favoritos, la primera vez que consiguió tocar un par de notas. Sus padres estaban muy orgullosos de ella.
Luego, otro recuerdo en el que está Paul. Su amado Paul, la persona a la que había entregado cinco años de su vida, la persona en la que más confiaba había sido capaz de traicionarla de las peores maneras que existían.
Pensó en su hijo, con dificultad apoyó una mano sobre su vientre, dándole ligeras caricias y hablándole tiernamente a su bebé en su mente, esperando que él pudiera sentir el gran amor que ella sentía por él.
—Todo va a ir bien, cariño. Todo va a salir bien — susurró Alessia, el hombre que la había atropellado había desaparecido, ahora estaba sola, tumbada, con la lluvia cayendo sobre su cara y empapando su cuerpo por completo.
Ni siquiera tenía fuerzas para llorar, le dolía el cuerpo y le palpitaba la cabeza. Hasta que, de un segundo a otro, perdió el conocimiento.
¿Cómo es posible que una simple pregunta pudiera hacerme sentir tan... vulnerable? No sé cómo describir en palabras lo que sentí, fue como si me hubieran revelado algo importante, como si me hubieran dado la respuesta de un examen extremadamente difícil, como si hubiera resuelto todos los misterios de la vida. "La respuesta se encuentra ante tus ojos" escucho que dijo mi subconsciente. La pregunta es... ¿qué es ese algo?, no lo entiendo. Estoy confundido, mis sentimientos también lo están. Mi corazón se encuentra latiendo demasiado fuerte, y aún no entiendo la razón. Su sonrisa vino de golpe a mis pensamientos, sonrío inconscientemente. Cuando me doy cuenta de ésto sacudo mi cabeza para intentar dejar de ver su hermosa sonrisa en ellos, pero no puedo hacerlo. Continúa allí. Taladrando mis pensamientos. Debo hacer algo, debo dejar de pensar en ella, en Allison. Iba a marcharme, pero mi estómago rugió, recordando que no había desayunado algo antes de salir de casa. Así que me dirij
Esa pregunta me tomó desprevenida, ¿me gustaba alguien? Realmente no, bueno quizá... ¡No! No me gusta nadie. -P-p-ues... absolutamente no-respondí más rápido de lo que me hubiera gustado. No sé porque me hallaba tan nerviosa, era una simple pregunta. Ví como sus hombros decayeron un poco, pero se recuperó al instante-Vale. -¿A ti te g-gusta alguien?-pregunté tartamudeando. Lo había tomado desprevenido, al igual que él había hecho conmigo. Se limitó a observarme fijamente, no pronunció palabra durante unos largos e incómodos minutos. Abrió la boca ligeramente y volvió a cerrarla. Realizó esa acción un par de veces más hasta que decidió hablar. -Uhm, no-murmuró mirando hacia otro lado del campus, evitando completamente mi mirada curiosa.De nuevo regresó el silenció incómodo, ninguno de los dos tenía intenciones de hablar así que nos quedamos allí sin pronunciar palabra, hasta que oímos la campana que indicaba que era la hora del descanso. Liam se fue hacia un lugar desconocido po
Pude observarla salir apresuradamente del establecimiento. No me había percatado de su presencia, hasta que uno de mis amigos del equipo de futbol de mi antigua escuela o mejor dicho actual escuela, me señaló hacia donde ella estaba sentada con cara de aburrimiento, tamborileando su pie para matar el rato, supongo. Cuando me pilló mirándola, se puso mas blanca que un papel. Se había petrificado en su sitio, sin siquiera pestañear. Tampoco aparte la vista de ella en ningún momento, salvo cuando otra chica -cuyo nombre desconozco- se paró en frente de ella señalando unas bolsas de compras en su mano, mientras sonreía como desquiciada. De repente, la chica se sentó al lado de Allison con un gesto de preocupación. Se mantenía cabizbaja, como si le hubiera afectado mi repentina llegada a éste sitio. Después de unos minutos, la otra chica comenzó a decir algo imperceptible a mis oídos, se levantaron y se fueron. Me había ido hace un año a vivir en Los Angeles junto con mi padre. Al princ
No tuve más opción que abrir los ojos, se sentían más pesados que nunca. Tenía una horrible jaqueca. Así que a ésto es lo que llaman resaca. Vaya que es espantosa. Me removí incómoda entre las sábanas y... un momento ¿sábanas? Abrí los ojos asustada, lo que produjo una fuerte punzada de dolor en mi cabeza. Cerré los ojos y volví a abrirlos nuevamente. Parpadee unas cuantas veces para reacomodar mi vista ya que ésta se encontraba algo nublada. Me incorporé en la cama y me froté los ojos, observé la habitación en la que me hallaba. Era la mía. Pero... ¿cómo llegué hasta aquí?Un montón de imágenes borrosas llegaron a mi fugazmente, y cuando intenté recordar lo que había ocurrido la noche anterior, volví a tener más dolor de cabeza así que deje de intentarlo. Miré hacia la mesita noche, en ésta se encontraba una aspirina, un vaso con agua y mi celular. Tomé rápidamente la aspirina, y luego tomé un sorbo de agua. Mi garganta lo agradece ya que se sentía bastante seca. Tomé el celular e
Liam aparcó la moto en frente de mi casa y apagó el motor. —¿Cómo sabes qué vivo aquí?—le pregunté confundida. Se encogió de hombros.—Tengo mis medios—respondió sin mucha importancia. —Vale... entonces eres una psicópata—afirmé convencida de mis locas suposiciones. Soltó una carcajada-Por supuesto que no-negó con la cabeza repetidas veces sin quitar su sonrisa-Era amigo de tu hermano y... por ello se donde vives. -¿Tú y Axel? ¿Amigos? -pregunté asombrada-Ver para creer. ¿Qué fue lo qué sucedió?Suspiro con pesar-Asuntos de chicos-se limitó a decir, noté inmediatamente que no quería charlar sobre el tema así que no insistí-Entonces... ¿bajarás ya o quieres qué de un paseo? No me había percatado de que aún seguía con él en la moto, así que bajé de ella de un salto.Le sonreí-Gracias por traerme. Me devolvió la sonrisa-No hay de que-y con esa oración se fue a toda velocidad sin mirar atrás. Seguí mirando su espalda hasta verlo desaparecer entre las calles. Escuché un carraspeo d
Me hallaba en mi última clase -Historia- escribiendo un montón de fechas en la cual los ex-presidentes del país murieron. Siempre me ha parecido absurdo memorizar tantas fechas de personas fallecidas ya que eso no nos ayudaba en nada al momento de ingresar en una universidad, conseguir un empleo, etc. Era algo tedioso, es decir, ¡teníamos que memorizar hasta cuál era el color de sus calzoncillos al morir! Vale, no tan exagerado. Pero pueden hacerse una idea. Finalmente, sonó el timbre que indicaba que ya era hora de irnos a nuestros respectivos hogares. Para mi desgracia, ese no era mi caso. Me encontraba limpiando las ventanas del gimnasio, mientras que Liam fregaba el suelo. Apenas y habíamos cruzado palabras desde el incidente en el laboratorio. Aunque es preferible de ese modo, quería irme rápido de éste lugar. Cuando acabé con las ventanas, me dirigí a las gradas a sentarme unos minutos para después continuar con mi labor. Pero como la mala suerte siempre me acompaña, mis p
Último capítulo