CAPÍTULO 2: SOLO POR UN HEREDERO

Théo

En apariencia, me encuentro impasible, quien me viera diría que no siento dolor, remordimiento o si quiera un atisbo de cariño por mi prometida fallecida. Ni siquiera fui capaz de derramar una lágrima cuando me notificaron que la hallaron muerta en el piso del baño en su habitación del palacio.

Calliope estaba a punto de casarse conmigo, quedaban solo algunos detalles para el gran día de la boda, ese donde la iba a convertir en la Luna Real, en mi esposa. Sin embargo, una vez más, el maldit0 destino se ha encargado de arrebatarme un poco de felicidad.

Nadie lo sabía, pero ella ya estaba esperando al futuro heredero del reino. No habíamos sido capaces de esperarnos a la boda, la hice mía unas semanas antes y había sido lo más maravilloso. Desde hacía muchos años no sentía algo así con una futura Luna del reino, sin embargo, ahora, mi búsqueda por una Luna comienza de nuevo.

Con la presión del consejo por darle un heredero al reino e Mystara Citadel, he dejado de lado lo que mi lobo interior verdaderamente clama, una Mate con quien pueda enlazarme, la mujer loba destinada para mí. Como rey de todas las criaturas mágicas y no mágicas de este lugar, soy el único que no puede darse un lujo como ese.

La corona necesita un heredero apto y los clanes más influyentes y poderosos ya han dispuesto que sean los Montague los merecedores de dejar su línea sucesoria en la familia real.

Calliope era perfecta para eso. La conozco desde que era una niña, aunque yo le llevaba varios… siglos de diferencia. No es la primera loba con la que intentan emparejarme. Algunos piensan que de alguna forma estoy maldito, ¿cómo es posible que en tantos años no haya podido dejar, aunque fuera una sola descendencia al trono?

Por fuera aparento no darle importancia, pero por dentro sufro su pérdida, realmente pensé que podía llegar a quererla como mi Luna. Sin embargo, debo mantenerme sereno mientras estoy sentado en el trono, esperando la visita del Alfa Tristan Montague.

—Mi lord, el Alfa Tristan ha llegado —anuncia uno de mis sirvientes.

—Hágalo pasar de inmediato.

Mantengo una mirada serena, en lo que el Alfa Montague ingresa al salón del trono. El imponente y viejo lobo camina hasta quedar frente a mí, se inclina y me hace una reverencia.

—Rey Alfa, es un honor estar en su presencia —saluda.

—Olvídese de los formalismos, Alfa Tristan. Imagino el motivo de su visita.

—Por supuesto, queremos recuperar el cuerpo de Calliope, ella merece una digna sepultura en la tierra de sus ancestros.

—Ya lo tiene preparado, Killian se lo entregará al salir.

—Muchas gracias, rey Alfa. Aunque, esa no es la única razón de mi visita. Estoy aquí para solucionar el problema de la ausencia de Calliope.

—¿Qué quiere decir? Ya no habrá boda.

—Eso causará descontento en el pueblo y en el consejo. Todos esperan ansiosos que le dé un heredero a la corona y lo sabe, su majestad.

No me gusta nada la forma en la que Tristan me habla, pero lo dejo hablar porque realmente siento curiosidad por saber qué se trae entre manos.

—Escucharé tu propuesta.

—Majestad, no necesita suspender nada, puede continuar con las nupcias si se casa con Evadne en su lugar.

No puedo evitar ponerme de pie, ¿Evadne? La hermana menor de Calliope, por supuesto que la conozco, esa pequeña irrespetuosa y adorable loba que he tratado de ignorar desde el primer día que la conocí. Evadne es una de esas lobas con una belleza que no parece real.

Cuando llegó al palacio con su hermana parecía tímida. Nuestras miradas se encontraron y odié sentir lo que sentí al verla, era repulsivo. Por eso fui indiferente con ella, no podía mirarla con esos ojos.

—Lo siento Alfa Tristan, ¿acaso me está ofreciendo a su nieta menor? A penas y alcanza la mayoría de edad licántropa, no podría aceptarla, es una niña para mí.

—Eso no ha sido un problema en nuestras tradiciones antes. Además, Evadne tiene la edad suficiente para ser su esposa y darle herederos. Le aseguro que es tan competente como su hermana y mantendrá la línea de los Montague.

Aunque la propuesta del abuelo me salvaría de un desastre en el reino, es demasiado incluso para mí. Calliope era mayor             que ella y aun así la consideraba joven, sin embargo, toda la corte la adoraba. Hubiese sido una Luna perfecta.

—Esa decisión no solo me corresponde a mí, tendrás que presentársela al consejo de lobos y si las otras criaturas están de acuerdo, entonces podría considerarlo.

—Ya imaginé eso, mi señor, por eso antes de la audiencia con usted, hablé con los Alfas del consejo. Todos aceptan —asegura, a la vez que saca un rollo de pergamino y lo extiende hacia mí.

Lo desenrollo con el corazón latiéndome a toda velocidad. La resolución es clara, los clanes aceptan que sea Evadne quien reemplace a Calliope como mi prometida y futura Luna del reino.

—Muy bien, si ellos aceptan… —No puedo poner más excusas—… aceptaré a Evadne como mi prometida.

El Alfa Tristan me reverencia, agradeciendo que hayamos llegado a un acuerdo. Luego de marcar nuestras firmas en el pergamino, estrechamos la mano y el hombre se despide con la promesa de que Evadne llegará para mañana a la salida del sol.

Mientras lo observo irse con el cuerpo envuelto en tela y flores de Calliope, una gran incertidumbre se asienta en mi pecho. Hace muchos años que dejé de ver a Evadne, cuando, por alguna razón, dejó de acompañar a su hermana a las visitas al reino.

—¿De verdad se casará con la pequeña Evadne? —me pregunta Killian, mi mano derecha y consejero, el Beta más poderoso.

—No tengo más opción.

—Pero, usted la desprecia.

Me quedo en silencio, pues en el fondo sé que mi desprecio hacia ella no es más que una cortina que oculta lo que en realidad siento en el fondo por esa chiquilla.

—Me temo que el reino tendrá que esperar mucho más por un heredero —murmuro.

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