Rekhmire, el consejero de Menkat, era un tipo orgulloso de su inteligencia. Sus ojos no se perdían nada y su mente brillante ataba cabos que otros ni veían. Desde que llegó el príncipe al palacio de Paser, Rekhmire estuvo atento a todo. La actitud fría de Nefertari hacia su prometido, la sonrisa tensa y falsa cuando Menkat se acercaba... nada se le escapó. Y tampoco un guardia que andaba por ahí.
Después de la cena, donde Menkat se quejó de que estaba celoso, Rekhmire puso más atención. No era un espía torpe, sino un observador callado que escuchaba chismes. Se movía por el palacio como una sombra, atento a todo.
Se dio cuenta de algo. Nefertari, aunque Menkat le decía que no, siempre encontraba excusas para caminar sola. Y, qué raro, esas caminatas coincidían con los turnos de Ahmose, un guardia que se había hecho famoso po