La gente en las calles de Menfis estaba emocionada. El sol de la mañana brillaba sobre los templos y las casas de barro y miles de personas se amontonaban para ver pasar al faraón Amonhoteph. Era importante, iba al Gran Templo de Amón para dar ofrendas y bendecir a la gente. Se oía el murmullo de la multitud y también de los vendedores de agua y los cantos de los sacerdotes que iban delante del faraón.
Ahmose estaba en su puesto, formando parte de la seguridad que protegía el camino. Su uniforme estaba perfecto aunque daba calor con el sol pero él se mantenía firme. Hori iba a su lado y miraba a la gente con atención. Tenían que estar concentrados o el faraón podía sufrir algún atentado.
Las trompetas y los tambores sonaron más fuerte, anunciando al faraón. La multitud se emocionó, extendiendo las manos y tirando flores y gr