No podía dormir.
Los recuerdos se arremolinaban en mi mente atormentándome sin parar, cada vez que cerraba los ojos tratando de dormir el recuerdo de las múltiples torturas y todo el sufrimiento que pase se reproducía como una película causando un terrible dolor al cual ya me empezaba a acostumbrar.
Cada recuerdo me golpeaba con fuerza a pesar de que creí haber olvidado ya muchas cosas, sin embargo todo seguía latiendo y doliendo en algún rincón de mi corazón.
Magnus.
Su nombre surgía como un susurro que se mezclaba con mis otros tormentos, me dolía su indiferencia y rechazo hacia mí, me hacia preguntarme si hay algo malo en mi que hace que las personas que deberían amarme no lo hicieran.
Me revolví en la cama intentando ignorar la inquietud que crecía en mi pecho, cada sombra de la habitación parecía extenderse y acunarme con dedos fríos; mire el reloj y este marcaba la media noche la luna ya había alcanzado su punto más alto y se filtraba por el pequeño espacio entre las cortina