-¿Jóven amo? ¿Lo escuché correctamente? ¿Desea sólo un boleto?
-Sí. Sólo uno.
(...)
-¡Ángel! ¡Me voy a arrugar aquí!
-¡Sólo un segundo más!
Abbey escuchó un bufido antes de que la puerta sea abierta y una cabeza pelinegra haga su aparición.
-¿Todavía falta mucho?
Ignorando su impaciencia, preguntó:
-¿Cómo me veo con este peinado?
Avanzó a paso firme.
-Te ves hermosa-pasó sus brazos por delante de su estómago y ambos se fijaron en su reflejo del espejo del tocador-¿Pero sabes cómo te verías preciosa?
La cabeza de Evan descansaba en el hueco del hombro de Abbey, dándole un aspecto tierno y animado. Sin embargo, la sonrisa en su rostro demostraba todo lo contrario.
A Abbey le recorrió un escalofrío de pies a cabeza. ¿Hace cuánto tiempo Evan la había tocado por última vez? Ahora mismo daría lo que fuera para que se volviera a repetir esa noche aunque fatídica para él, ventajosa para ella. Recibió mucho placer pero no pudo devolvérselo, ya que Evan la esquivaba como si tuviera le