Capítulo 155

Mont recibió el puñetazo número 45 en la cara.

La sangre le salpicó los labios y los dientes. Los escupió con rabia, sin apartar sus ojos rojos de los que lo rodeaban.

Uno de ellos soltó una carcajada al verlo tan maltrecho y desafiante, como si aún tuviera fuerzas para intimidarlos.

—¿No te das cuenta de que te has buscado esto tú solito? —le espetó—. Si nos hubieras hecho caso cuando te lo pedimos amablemente, te habrías ahorrado este sufrimiento. ¿O es que te gusta que te peguen?

El otro chasqueó la lengua.

—Bueno, no importa, si es ese miedoso niño, estoy seguro de que sí vendrá y aceptará de buena gana el trato.

—Vamos a obtener un montón de dinero gracias a ti…

Mont sonrió mientras saboreaba el sabor de su propia sangre en su boca.

—Mi sobrino…no es ingenuo, ¿Saben?

En ese momento, un enmascarado secuaz abrió la puerta con fuerza.

—¡Alerta! ¡Tenemos compañía y se acerca muy rápido!

Los demás salieron a ver qué ocurría. Una estela de espuma les seguía. Una moto acuática se lanza
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