La princesa Celani, al ver a Mizuki le sonrió, y El príncipe en cambio le dio la espalda a la niña, su hermana lo reprendió y la joven hechicera aunque se molestó por la aptitud de Esleider, llegó junto a ellos.
—Hola nuevamente, Mizuki, ¿Cómo va el entrenamiento?
—Va regular, alteza, ¿y ustedes?
Mizuki observo las ropas del principe, quien aúnnle daba la espalda e interrogó:
—¿Saldrá a cabalgar , majestad?
—Eso no es de tu incumbencia—contesto Esleider de forma altanera.
Mizuki respiró y tratando de no contestarle mal al príncipe continuó:
—Lo acompañaré alteza, su padre me impuso el deber de protegerlos y es peligroso que...
Esleider volteó y c