El ejercito de plata marchaba al castillo dorado, pasando por las aldeas y destruyendo todo a su paso por ordenes de Silver, sin importar lo que dijera el Conde Druposqui. Nada los detenía.
Una maliciosa sonrisa se dibujó en el rostro de Silver al ver a lo lejos la silueta del castillo dorado que aclaraba al igual que el cielo. Mizuki y Mupi se preparaban para las prácticas, cuando en eso uno de los vigías se les acercó y alarmado les anunció:
—¡Se acerca el ejercito de plata!
El gran maestro se levantó sorprendido y miró a Mizuki preocupado, la chica se levantó y asintió ante la mirada de su maestro. El hechicero expresó:
—¡Gracias por el aviso!—y luego ordenó—Ve a decirle al general, la hechicera Mizuki y yo le informaremos al rey y los príncipes.
El joven soldado asintió y se fue al otro jardín del castillo, Mupi se dió vuelta pero antes de empezar a caminar sintió que a