Luego de un rato ya estaban tumbados uno al lado del otro en la cama totalmente exhaustos. Jordan se pone de costado y acaricia el rostro de Mariana.
- Estás empapada…- sonríe maliciosamente
- ¿Cómo no voy a estarlo?, esto fue realmente intenso.- suspiró largamente
- Tu insististe que me dejara llevar, que te mostrara quien era en verdad.-
- Sí, y estuvo súper rico.- ella también se puso de costado clavando el codo en la cama y apoyando su cara en la mano.
- No te hice daño, ¿o sí? – ella soltó una suave carcajada
- No soy tan frágil, Jordan; ya debieras de saberlo.- le miró un poco más seria.- ¿tú estás bien? - él sonrió ampliamente
- Más que bien, tenía miedo de que no te gustara. Yo soy realmente así, un poco… ¿cómo decirlo?... grosero.