Hellene sabía lo que hacía, era de esas que cuando tomaba una decisión era la correcta y punto. Y no se había equivocado con la elección de haber adoptado, o bueno, su esclavo haber adoptado a aquel niño.
Era realmente hábil en la escuela, sacaba muy buenas notas, era disciplinado, en fin, aprendía rápido, aunque su carácter. Acaso mejoraría en algún momento. No era porque buscara peleas. De la escuela no había quejas lejos que fuera que el niño era casi un antisocial. No se relacionaba con ningún otro alumno. Y en la casa, era arisco. Educado por momentos hasta que a fina línea de su paciencia se rompía y él explotaba.
Pero que culpa tenía Hellene de que le encantara mortificarlo. Aun así, y con sus palabras venenosas había un deje de respeto al final, muy al fondo, casi imperceptible, pero ahí estaba. Como si supiera que había una línea que no pudiera cruzar.
Y bueno, su relación con su querido Domic. A veces le hacía palpitar la sien. Su esclavo se había tomado muy en serio el asun