Hellene caminaba con una alegría inimaginable seguida por Nicolae que cargaba las bolsas de compras. Ocho para ser exactas, se había lucido. Había pasado ya una hora desde que habían entrado en la tienda y acababan de salir.
-Estoy realmente feliz, complacida y lo que le sigue. Quiero ver cómo le quedan las cosas a mi Domic. Seguro se verá hermoso- dijo con una enorme sonrisa.
-Cúbrete la cabeza, el sol está muy fuerte- le gritó desde atrás Nicolae enredado entre las bolsas. Aún si sabía que Hellene era realmente fuerte, Domic siempre le decía que cuando saliera con ella estuviera vigilándola.
De igual forma Nicolae también se sentía feliz a su manera. Había comprado algo para Domic y de paso tomado una profunda decisión.
-Esos ojos me están mirando como que me quieren atravesar la espalda- le dijo Hellene por encima del hombro cubriendo su cabeza.
Nicolae se detuvo y la miró serio.
-Hellene, préstame dinero- soltó rotundamente haciendo que la vampira alzara una ceja y ser acercó a él