El primer rayo de sol se filtró entre las cortinas de la habitación, despertando a Adrián de un sueño profundo y reparador. Se sintió cálido y cómodo, como si hubiera dormido plácidamente por primera vez en mucho tiempo.
Abrió los ojos lentamente, encontrándose con una imagen que lo sorprendió y lo descolocó al instante. Nelly dormía plácidamente a su lado, su cuerpo curvilíneo y sensual, estaba acurrucado contra el de él. Su cabello rubio y sedoso se extendía sobre la almohada, y su rostro angelical reflejaba una tranquilidad que rara vez veía en ella. Una de sus manos descansaba sobre el pecho de Adrián, y su respiración suave y acompasada le producía una extraña sensación de paz.
Un recuerdo fugaz de la noche anterior cruzó su mente: la extraña sensación cuando escuchó que ella iría a un club, la calidez de sus cuerpos cuando la llevó en brazos hasta la habitación. No recordaba cómo había terminado abrazándola, pero la sensación era agradable, demasiado agradable.
Adrián recordó la