Los días pasaban con una lentitud dolorosa, y es que nada era igual. Las noches de pasión y risas llenas de complicidad habían pasado a segundo plano. Adrián cómo salía temprano, también llegaba tarde, Nelly solo podía sentir su cercanía en la cama al acostarse y un susurro acompañado de un beso en la frente al irse.
Estaba absorta en pensamientos que se agolpaban como nubes oscuras en su cabeza. Adrián no la tenía en su lista de cosas importantes y primordiales como antes, y había algo en su actitud que la inquietaba, algo que la mantenía en vilo.
La llegada de Karina había dejado una marca en el aire. Desde ese momento, la tensión había aumentado, y Nelly sentía que estaba atrapada en una red de inseguridades que antes había experimentado. No importaba lo que hiciera, lo que dijera; parecía que Karina estaba en todas partes, acechando, como una sombra que se deslizaba sigilosa entre ellos.
El sonido de pasos cerrándose le sacó de sus pensamientos, acelerando su corazón al máximo. Vo