Adrián giró con una mezcla de sorpresa y reconocimiento. Frente a él estaba Marcos, su mejor amigo desde la universidad. Su rostro reflejaba la misma confianza de siempre, aunque con algunas líneas de madurez que el tiempo le había regalado.
—Marcos… —La sorpresa se transformó en una sonrisa genuina. Se acercó y lo abrazó con fuerza—. ¿Qué haces aquí?
—Pasaba por la ciudad y pensé que sería un crimen no verte. ¿Tienes prisa o tienes tiempo para un trago? Tenemos años de conversación pendiente —dijo Marcos con una sonrisa ladeada.
Adrián miró su reloj y luego pensó en Nelly. Había estado dándole largas al asunto, evitando enfrentar lo que sentía. Quizás hablar con Marcos le ayudaría a poner en orden su cabeza.
—Vamos —asintió, indicándole que lo siguiera.
Se dirigieron a un bar discreto en el centro de la ciudad, donde el ambiente cálido y la tenue iluminación los envolvieron en una burbuja de recuerdos y confidencias. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y Marcos pidió dos whis