Cuando llegó a la casa de su ex mujer, ella hacía dos horas que estaba desesperada porque su hija no le atendía el teléfono.
Sus padres se pusieron de acuerdo en castigarla y por supuesto, se quedó sin posibilidad de ir al dichoso recital.
Estaban de acuerdo en ponerle un freno a las actitudes de la niña, por lo que Mónica decidió invitarlo a cenar y Orlando aceptó gustoso.
Sus dos hijas estaban asombradas y felices por compartir una cena con sus dos padres.
Cuando se retiraron a sus habitaciones, los adultos estuvieron hablando durante un largo sobre la educación de sus hijas, desde el divorcio que no habían hablado como seres racionales y aunque Orlando era mucho más permisivo que Mónica, le dio la razón en todo, él sólo estaba pensando en cómo acercarse a ella, quería recuperar su amor y su matrimonio.
-Cada noche, al acostarme, siento que desperdicié la vida, porque no estoy tu lado, mis manos son como el hielo, están congeladas porque necesito tu calor…
-No sigas por ahí, sabés q