Amir conocía perfectamente la sensación de la adrenalina corriendo por su cuerpo, durante años había sido conocido como el diablo de Italia, jefe de la mafia, sabía lo que era ser un hombre poderoso, y sentir la euforia del triunfo recorrerlo al completo y aun así, allí estaba él, dando vueltas en la cama sin poder dormir, porque el flujo de la adrenalina no se lo permitía, su corazón se aceleraba un poco más a cada segundo que pasaba en el reloj y, todo por el simple hecho, de haber conseguido atrapar a su curvy secretaria, sin incluso la imaginaba no solo durmiendo a su lado, Amir casi que la podía visualizar caminando por la mansión de un lado al otro, meneando su enorme trasero, si, se sentía tan ansioso como un niño esperando despertar la mañana de navidad, y poder disfrutar de los obsequios qué Santa Claus le había dejado.
Aunque no negaría que el saber que prontamente sería padre lo incomodaba, e incluso casi que lo asustaba, si incluso huía de su hermana Leila, cada vez que e