Capítulo 34

Por un lado, le agradecí al cielo que mi cara no cayera en el sitio de mis extremidades, pero por otro, quería morirme ahí mismo. Era tan grande el shock por parte de ambos, que nos quedamos tendidos en el suelo, sin movernos.

Mis manos pasaron rozando ahí y terminaron por situarse en el suelo. Mi rostro en su pecho sudoroso por el ejercicio, y su nariz cerca de mi cuello; pero para rematar la situación vergonzosa, mis piernas a cada lado de su cintura, como si lo hubiese montado a propósito. Ahogué un grito cuando sentí su respiración agitándose por nuestra cercanía y me aparté de inmediato.

Barnaby se incorporó rápidamente y yo eché a correr fuera del gimnasio con la cara ardiendo de vergüenza. Parecía una niñata de quince años, ¡Pero vamos! Era una total virginal que en su vida había hecho algo así. Y menos con alguien como Barnaby Flynn, perfecto en todos los sentidos, excepto en su pésimo temperamento. ¿Ahora cómo iba a verlo a la cara? Llegué a mi habitación temporal y cerré l
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