—¿Dormiste bien?
Salté ante la voz de Barnaby que surgió detrás de mí de manera fugaz.
—Lo siento, no pretendía asustarte—se disculpó, acercándose a donde yo estaba.
Volteé a verlo con perplejidad.
Él, al parecer, dormía con solamente pants sin playera. Y estaba ante mí con el dorso desnudo. Con su perfecto y bien ejercitado dorso. Con aquel cuerpo, comprendí que era un obseso del ejercicio.
Es decir, ¿Quién con esos abdominales marcados de manera impresionante no amaría el ejercicio y cuidar su figura? ¿Y era legal que Barnaby Flynn luciera tan bien en las mañanas cuando se acababa de despertar? Su maldito cabello negro ligeramente despeinado y sus ojos aceitunados brevemente rasgados por el sueño lo hacían ver atractivo también.
Desvié la mirada enseguida hacia el microondas.
—Estoy calentando pizza, hamburguesas y tacos—le informé.
—Se me antoja pizza—objetó, y se situó a mi lado—sonará raro, pero siento que acompañarla con café no estaría mal.
—¿Pizza con café? —frun