Los días pasaban con rapidez mientras Clara se sumergía entre listas de pendientes para la boda y párrafos inconclusos de su novela. Cada mañana, el sonido de las olas rompiendo contra la costa le recordaba el motivo por el cual había elegido aquel pueblo para comenzar este nuevo capítulo en su vida: celebrar el amor, en todas sus formas.
A pesar del entusiasmo que sentía por lo que venía, Clara enfrentaba un nuevo desafío: el bloqueo creativo. Durante la reunión con el organizador, se había sentido inspirada, casi imparable. Pero ahora, sentada frente a su cuaderno, las palabras simplemente no fluían. Era como si su imaginación se hubiese secado de repente.
—Tal vez necesito un cambio de ambiente —murmuró, mirando por la ventana en busca de respuestas en la brisa marina.
Esa tarde, decidió salir. Caminó hasta un pequeño parque cerca de la playa, con su cuaderno en mano y su bolígrafo favorito, aferrándose a la esperanza de que la naturaleza volviera a despertar su inspiración.
El par