Punto de vista de EscarlataEstar vinculada a Luciano implicaba presenciar cada uno de sus momentos, incluso cuando anhelaba poder desviar la mirada. La mañana siguiente a que leyera mi segunda carta, observé a Lilia entrar a su oficina, con una gran confianza emanando de cada uno de sus pasos.
Llevaba puesto un vestido rojo ceñido que resaltaba su vientre, evidentemente intentando destacar su embarazo. Mi anillo seguía resplandeciendo en su dedo, con su magia palpitando de manera constante.
—Luciano, cariño —ronroneó, acercándose para abrazarlo—. ¡Te he extrañado tanto!
Luciano retrocedió, con el rostro deformado por el disgusto.
—¿No te dije que no volvieras por aquí? ¿Eres sorda además de idiota?
La sonrisa de Lilia se desvaneció por un momento, pero insistió. —No te pongas así. ¡Tengo noticias maravillosas! —estrechó su mano para tomar la suya—. Fui al doctor ayer. ¡Vamos a tener gemelos!
Ella lo miró con ojos triunfantes mientras intentaba colocar la mano de él sobre su vientre. —¿