Capítulo 62

Unos días después de que Leon contactara en secreto a Damian, Sebastián comenzó a notar un cambio inquietante. Leon parecía más alegre e incluso a veces tarareaba mientras pintaba o jugaba en la esquina de la sala.

Para Aurora aquello era una buena señal, pero para Sebastián era una alarma de peligro. Sabía que ese cambio no se debía a él. Ni a Aurora. Sino a Damian, y eso no podía permitirlo.

Aquella tarde, Aurora estaba reunida con los ancianos de la manada mediante una videollamada en el despacho. Leon permanecía solo en la sala, concentrado en armar un lego. Se le veía feliz, sonriendo de vez en cuando. Sebastián entró en silencio, sin hacer ruido. Llevaba dos tazas de chocolate caliente, una para él y otra para Leon.

—Te ves muy ocupado —dijo suavemente, sentándose cerca del niño.

Leon se giró, un poco sorprendido, pero luego sonrió. —Estoy haciendo un robot. Papá… eh, quiero decir, quiero hacer como el de la carta.

Sebastián alzó las cejas y luego sonrió, ofreciéndole la taza.

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