Capítulo 4
Mis ojos expresaban burla.

Ahora que mi corazón estaba completamente muerto, no me quedaban expectativas hacia Damián y calmadamente pronuncié una sola palabra.

—Entiendo.

—Eres la prometida de Damián —repuso Esteban mirándome con incredulidad—, y aunque nunca cumpliste con tus responsabilidades, ni cuidaste adecuadamente a los miembros de la manada, él te soportó durante mucho tiempo. ¿Este es todo el amor que sientes por él?

»Hermana, has estado tan extraña desde que mamá murió.

»Sera casi murió porque la hiciste molestar otra vez, y ni siquiera has dicho una sola palabra de preocupación hacia ella. Pero sé de qué se trata todo esto, estás resentida con Sera por quitarte la atención de la familia y en el fondo, probablemente esperas que simplemente muera, ¿no?

»Sera solo es una omega y todo lo que quiere es tener una familia. ¿Por qué no puedes tolerarla? ¿Por qué tienes que ser tan celosa? ¿Cuándo te volviste tan cruel?

Al escuchar eso, de repente sentí ganas de reír.

Si Sera realmente quisiera suicidarse, ¿cómo pudo haber terminado solo con heridas leves? ¿Y cómo habría tenido el tiempo y energía para llamar a cada miembro de la familia y a Damián?

Durante años, Sera había usado esas despreciables tácticas para robarse cada pedazo del amor familiar, poco a poco. Así que ya estaba acostumbrada.

Además, aunque les explicara, sería como en ese momento, ni siquiera había dicho nada y ya me lanzaba una acusación tras otra.

Hasta mi silencio estaba mal.

Antes de irse, la voz de Esteban se volvió tan fría como el hielo, como si hubiera perdido toda esperanza en mí.

—¿Sabes qué? Ojalá que el día que me atacaron esos lobos forasteros, hubieras estado tú a mi lado protegiéndome cuando estaba enfermo, no Sera. Se supone que eres mi verdadera hermana, pero te escondiste cuando más te necesité. Te odio.

Con un portazo violento, Esteban se fue sin mirarme ni una sola vez.

***

Seis meses atrás, Esteban fue emboscado por unos lobos forasteros durante sus patrullas con la guardia y resultó gravemente herido.

Cuando padre y yo recibimos el mensaje y corrimos al lugar, Esteban ya estaba inconsciente. Un lobo forastero no se había retirado y estaba a punto de darle un golpe fatal.

En el momento crítico, mi padre, un supuesto guerrero, se aterrorizó ante el lobo forastero y nos abandonó, dejándonos a mi hermano gravemente herido y a mí, en peligro.

No dudé en lanzarme hacia adelante, aunque era una sanadora sin entrenamiento sistemático en combate, al pensar en mi único hermano inconsciente detrás de mí, encontré un valor ilimitado para protegerlo.

Mi loba estalló por completo y tras una lucha de vida o muerte con el lobo forastero, finalmente lo ahuyenté.

Pero Esteban había sido envenenado con toxinas de lobo y estuvo al borde de la muerte. Por lo que, para salvarlo, ignoré mis propias heridas graves y trabajé incansablemente durante tres días y noches sin dormir, desarrollando un antídoto para el veneno del lobo forastero. Cuando el antídoto estuvo finalmente listo, no pude aguantar más y caí inconsciente.

Al despertar, me encontré en una extraña y deteriorada habitación de hospital, en la que no había ni una sola persona a mi lado.

Resultó que mi padre, queriendo que su hijo y su hija adoptiva se unieran, les había dicho a todos que Sera fue quien desarrolló el antídoto y salvó a Esteban.

Tras ser dada de alta, arrastré mi cuerpo débil para encontrar a Esteban y explicarle lo que realmente había pasado, pero todo lo que recibí fue una bofetada en la cara.

Él lloró mientras me gritaba, exigiéndome saber por qué lo había abandonado cuando más me necesitaba.

En cambio, dijo que Sera, siendo solo una omega, se había agotado investigando el antídoto para él y casi murió por el exceso de trabajo.

Conteniendo mi dolor, le dije que sus compañeros de la guardia habían presenciado cómo luché desesperadamente para salvarlo, además, muchos sanadores me ayudaron a desarrollar el antídoto. Solo tenía que preguntar para saber quién lo salvó realmente.

Pero nunca se molestó en investigarlo. En cambio, estaba absolutamente convencido de que Sera había arriesgado su vida para salvarlo.

En su mente, yo, su verdadera hermana, no era más que una ingrata que abandonaba a la familia en su hora de necesidad. Sin importar lo que hiciera o dijera, veía todo como si tuviera motivos ocultos.

Pero ya no importaba, no quería explicar nada más, ya había tenido suficiente.

***

Me senté en el sofá de la casa vacía, desprovista de cualquier calor familiar. El viento aullaba fuera de las ventanas, por lo que cerré los ojos y me tapé los oídos.

No obstante, aún no podía escapar de esa atmósfera pesada y opresiva que sentía que podía aplastarme en cualquier momento.

Como nadie en esa familia se preocupaba por mí, ni me necesitaba ya, decidí irme de esa casa por completo, dejar ese lugar para siempre. Estaba segura de que podría tener una vida mejor en otro lugar.

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